«Vibraciones», se llama la muestra que el fotógrafo y curador Eduardo Fisicaro, con textos de Pedro Patzer, estrenará este jueves en el Centro Cultural Borges, en la Ciudad de Buenos Aires. Una selección fotográfica de artistas latinoamericanos, de diversos géneros, retratados en un viaje sensorial a través de un lenguaje propio, que pone a dialogar el arte con la fuerza del instante exacto de la creación.
Un “documentador de la música”, así se define Eduardo Fisicaro. “Vibraciones” encierra por completo el concepto de documentación-recopilación, en imágenes de artistas populares latinoamericanos, que ejecuta como un precedente en la manera de retratar la expresión artística. La muestra que el fotógrafo y curador presentará, desde este jueves y hasta el 10 de julio en el Centro Cultural Borges de Buenos Aires -Viamonte 525-, será el eslabón mas próximo de un lente sensible que a través del retrato, ya reunió artistas y poetas en muestras anteriores como: “De tierra somos” -dedicada en 2012 al poeta coplero Dardo del Valle Gómez-, “Gente Necesaria” -presentada en el ECUNHI el mismo año y donde hoy expone en forma permanente la muestra “La memoria de la música”-, “Escencia” -expuesta en sala de prensa del festival de Cosquín en el año 2012-, “Litoraleños” -una selección fotográfica de músicos de esa región que en 2013 formó parte del encuentro Generación XXI Litoral-, y las exposiciones que produjo desde la curación como “Para no morir”, “Una mujer con alma de guitarra”, “Los referentes” y “El gordo triste”, dedicadas a los poetas y músicos Hamlet Lima Quintana, Suma Paz, Armando Tejada Gómez y Aníbal Troilo.
El retrato sobre el género musical marca una transversalidad en los trabajos de Fisicaro y es el hilo conductor que llega a “Vibraciones”. La muestra contiene imágenes de Eduardo Galeano, Ernesto Cardenal, Juan Gelman, Horacio Guarany, Rubén Blades, entre otros. Cuenta además con la participación en textos, al igual que en “Escencia” y “Litoraleños”, del escritor Pedro Patzer, y la curaduría en manos de Marcelo Addax.
¿Cual es la génesis de “Vibraciones”?
La mayoría de las fotos son en el momento de la actuación. No hay fotos de estudio, son todas en el momento exacto de la creación, y lo que transmite el artista en ese momento es una vibración. Uno como fotógrafo vibra al mismo tiempo con ese artista. Entonces pensé que la muestra tenía que llamarse así. De ahí surge vibraciones. Busqué mantener una coherencia con los personajes, que sea gente que valga la pena. Tal como lo hice con “Gente necesaria”, donde pensé: esta es la gente necesaria que yo quiero mostrar en la exposición. Acá trato de mantener la misma coherencia. Las personas que están ahí son merecedoras todas de estar en ese lugar.
¿Como fue el proceso de selección fotográfica?
Son 46 fotos en blanco y negro que fueron curadas por el gran Marcelo Addax que, en un acto de humildad y despojado de todo egoísmo, se puso a mi disposición y me ayudó muchísimo. El proceso de selección consistió en llegar de 1000 fotos a 46. En la primera selección llegué a 120, y no pude seguir, ahí se me atascó la cosa. Es como aquel que tiene que elegir canciones para un disco, y de las 50 canciones iniciales tiene que llegar a 12. Necesitaba a una persona que pudiera verlo desde afuera, para que aportara una mirada objetiva. Habían fotos con las que yo tenía un sentimiento muy grande, sobre todo por el personaje. Dejé afuera una foto de Carlos Alonso, por ejemplo, que es un pintor al que yo admiro muchísimo. Y la defendí a capa y espada. Fué una foto que le tomé en una exposición que hizo con otro pintor maravilloso, pero no tenía una gran definición. Fué una toma de tarde, había poca profundidad de campo y varias cosas que atentaban para que la foto no tuviera una definición perfecta. En ese sentido Marcelo -Addax- me hizo razonar bastante, me bajó a la realidad en cosas que yo realmente las veía mas con el corazón, que con la frialdad de la parte técnica. Además me dijo, como curador, que le gustaría que las fotos fueran horizontales, ya que son todas en blanco y negro. Que tengan una uniformidad, inclusive hasta en la posición. Entonces hemos dejado fotos afuera, muy lindas, de grandes personajes, por mantener esa estructura de que todas las figuras sean horizontales.
¿Como es la construcción del lenguaje que se da en el proceso de curación?
El laburo es como contar una historia. Por ejemplo, en la muestra de Hamlet Lima Quintana -“Para no morir”- que diseñamos con Silvia Majul, queríamos contar la llegada que él tenía, enaltecer su figura desde la acción de mostrar la cantidad de personajes que lo habían pintado, que eran amigos, o que el frecuentaba. Mostrar un poco de su mundo para resaltar de esa manera su figura. Ese era el lenguaje. Teníamos muchísimas fotos familiares, hermosas, unas fotos mejores que otras. Pero ahí es donde uno hace hincapié en el lenguaje, porque la muestra se arma de acuerdo a un camino y a lo que vos querés contar con eso. Ahí está la curación. Luego viene la parte mas técnica que es por ejemplo ampliar una foto de pocos centímetros y llevarla a un metro por un metro. Esa es la curación técnica.
¿Que papel juega la sensibilidad en tu trabajo?
Tiene mucho que ver. Es muy difícil que fotografíe algo que no sea de mi gusto. Por empezar me tiene que gustar a mí. Sino, no lográs esa vibración de la que hablamos. El feeling con el músico no lo lográs. La admiración por el personaje enaltece también la mirada que vos tenés hacia él y es ahí donde tratás de sacarle al alma.
¿Como es el proceso creativo de tus fotos?
Soy un tipo bastante frío al momento de comenzar a sacar las fotos, primero lo estudio al personaje, estudio los gestos y los movimientos, hago un estudio de la situación en general. trato de escuchar un tema al menos como para meterme en la frecuencia y después recién ejecuto la toma. Es lo más importante para mí.
¿Que puntos en común existen entre “Vibraciones” y las muestras anteriores?
Litoraleños fue un trabajo que consistió en mostrar la gente del litoral. Una zona muy grande, abarcativa y de una musicalidad terrible. Primero visito los encuentros “Yo tengo tantos hermanos”, que diseñaba José Ceña, con la muestra “Para no morir”, de Hamlet Lima Quintana. Como estos encuentros siempre terminaban en conciertos, conocí una cantidad de músicos de esos lugares, impresionantes. Ahí fué cuando empecé a armar un archivo, que me llevó a hacer una muestra solamente con personajes del litoral. Soy un documentador de la música, lo que mas apasiona es el retrato y me ha quedado un archivo de todo el país que me permite hacer este tipo de cosas, como por ejemplo “Vibraciones”.
¿Como se complementan tus fotos con los textos de Pedro Patzer?
Las fotos con un epígrafe cambian el concepto de quien las mira. Con el epígrafe la gente se entera de quien se trata y también por ese pequeño texto te adentrás en el personaje. En la muestra “Escencia” -2012- me encontré con Pedro Patzer que es un genio, y muy humilde, y que se compenetra con su trabajo. La técnica que tenemos con él consiste en un envío que le hago en miniaturas de cada foto, cuando el podría decirme que le mande solo los nombres y el resto hacerlo solo. Ahí te das cuenta de su sensibilidad y de que manera se inspira para escribir los textos. El laburo que hace Pedro es artesanal.








